Se trata de una enfermedad bacteriana presente en la orina de roedores, perros, porcinos, ganado y animales silvestres que actúan como reservorios y la mantienen contaminando el medio ambiente
En el humano puede darse de manera asintomática o presentarse como un cuadro febril leve o grave que puede durar entre cinco y diez días. Los síntomas iniciales pueden ser fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, vómitos, dolores musculares generalizados, irritación ocular, malestar general y a veces postración.
El contagio se produce por contacto directo o indirecto de la piel o mucosa con la orina de animales infectados a través de la tierra o agua contaminada.
Recomendaciones
Mantener los patios con pasto o césped corto, limpio y ordenado, sin objetos apoyados contra las paredes o acumulados en el piso.
Evitar convivir con roedores, asegurar el cierre hermético de puertas y ventanas, sellar rajaduras y hendijas, tener en cuenta que los roedores pueden ingresar por orificios del tamaño de una moneda.
Utilizar calzado adecuado impermeable y bien cerrado (botas de goma) y guantes cuando se trabaja en contacto con tierra húmeda o agua.
No caminar descalzos en lodos, charcos o pantanos, ni bañarse o nadar en pozos o aguas estancadas.
Evitar que los perros tengan acceso a la vía publica, manteniéndolos dentro de patios o atados.
Desinfección con lavandina al 10% (una parte de lavandina en nueve de agua) en los lugares con presencia o indicios de presencia de roedores.
Drenar los sitios que favorecen la acumulación de agua.
Si se va a desmalezar o realizar limpieza de terrenos, hacerlo desde las construcciones hacia el fondo para evitar que los roedores ingresen a las viviendas.
Ante la aparición de alguno de los síntomas descriptos, consultar al centro de atención más cercano y referir las actividades de riesgo que se realizan a los fines de orientar al médico.